Como cada 17 de enero, este domingo se celebra San Antonio Abad. Este santo es el patrón de los animales domésticos ya que se dice que los defendió y protegió a lo largo de su vida. Para EDYPRO esta fecha tiene una gran importancia, ya que esta festividad cuenta con mucho arraigo en Valencia y nuestro director técnico ha participado activamente como orador, desde hace más de 15 años, en la bendición de animales que la Hermandad de San Antonio Abad organizaba en la calle Sagunto. Además, desde 1988, colabora en la organización de la misma festividad en su pueblo natal, Foios.
Este año, debido a la crisis sanitaria, se ha suspendido la celebración y el desfile de animales se realizará de forma virtual. Desde EDYPRO queremos sumarnos a la festividad y hacer un humilde homenaje a los animales domésticos analizando la importancia que han tenido, y tienen, para la agricultura.
El desarrollo y la expansión de la agricultura han sido claves para la supervivencia humana y han condicionado su evolución y dispersión. Parece ser que los animales empezaron a utilizarse en la agricultura en los pueblos de Mesopotamia y Egipto aproximadamente en el año 10.000 a.C. Este hecho supuso una auténtica revolución, ya que facilitaba y agilizaba el trabajo en el campo. “La energía aportada al proceso productivo por los animales domesticados (bovinos, asno, camello y, posteriormente, mulares y caballo), que en el tiro de carretas y arados pueden producir entre 500 y 700 W de potencia en lugar de los 75 W del hombre, constituyó un avance solo comparable al obtenido milenios después por los combustibles fósiles” (Álvaro Martínez Álvarez, “La Agricultura: desde el Neolítico hasta la Robotización”).
El notorio papel de los animales en el trabajo agrícola se mantuvo prácticamente inalterable durante siglos. El uso de los animales en el trabajo agrícola ha contribuido a aliviar la carga de las labores en las personas, ha facilitado y agilizado el transporte y ha permitido mejorar las condiciones de trabajo y los márgenes de beneficio.
La participación de animales en estas tareas tiene resultados directos sobre la producción de los alimentos. Gracias a la energía aportada en la siembra, el arado, el aporque y el deshierbe se puede producir más y mejor. Además, también tienen un papel muy destacado en cuanto al transporte de personas, materiales y cosechas y en otras actividades relacionadas con el procesamiento de los alimentos, como la molienda del grano.
Animales: aliados de la agricultura sostenible
La revolución industrial y la introducción de maquinaria agrícola ha ido desplazando a los animales de las labores del campo. Aún así, en países y sociedades menos desarrolladas todavía siguen siendo clave en el trabajo agrícola. Señalan desde la FAO que “400 millones de animales están involucrados en el suministro de energía en la agricultura a través de la labranza y el transporte”.
Parece impensable que en pleno siglo XXI exista esta gran dependencia de la fuerza de los animales para el desarrollo de la agricultura, pero lo cierto es que se trata de una fórmula al alcance de casi todas las sociedades que llega donde la tecnología no lo hace. De hecho, en el contexto actual de crisis climática en el que, además, se aboga por un uso más racional de los recursos y una gestión agrícola responsable, la utilización de los animales parece una solución bastante eficiente y accesible para la agricultura ecológica sostenible.
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