Comer naranjas y mandarinas siempre se ha considerado como un gesto saludable. Todos conocemos los múltiples beneficios que tiene para la salud consumir fruta. Y si encima comemos fruta de temporada, además estamos beneficiando al medio ambiente y a nuestros productores más cercanos.
La temporada de mandarinas y naranjas en nuestro país comienza en septiembre y finaliza en junio. Son, pues, dos frutas que podemos encontrar en el supermercado durante muchos meses. Algunas variedades, por su piel, tienen una gran capacidad de conservación y pueden aguantar en perfectas condiciones mucho tiempo. Este aspecto es fundamental para reducir el desperdicio alimentario, pues si la fruta no se echa a perder, no tendremos que tirarla.
Además, España lidera el ranking europeo de producción y exportación de naranjas. Por lo que, si cuando hacemos la compra, verificamos que adquirimos producto nacional, además de nuestra salud estamos garantizando la compra de un producto seguro y que es responsable de una parte importante de la economía del país.
Los cítricos nacionales están controlados por altos estándares de calidad y sostenibilidad, superiores a los de otros países productores fuera de la Unión Europea.
¿Y qué nos aportan desde el punto de vista nutricional?
Ambas frutas tienen un escaso valor calórico y bajo contenido en grasa. Son ricas en vitamina C, compuesto que favorece la absorción del hierro. Contienen también cantidades reseñables de ácido fólico y provitamina A. Además, aportan algunos carotenoides que participan en la prevención de distintos tipos de cáncer y en la protección frente a enfermedades cardiovasculares.
Por último, cabe destacar, que contienen fibra soluble (en mayor medida la naranja que la mandarina). Este componente favorece la reducción de los niveles de colesterol y la glucosa en sangre y potencia el buen funcionamiento de la flora intestinal.
Pero lo más importante, es que están deliciosas. Aunque el sabor predominante cambia de una variedad a otra, tanto naranja como mandarina suelen tener un equilibrio entre dulzura y acidez.