Vicente Puchol lleva el amor por el campo en la sangre ya que la agricultura se remonta a siete generaciones en su familia. Sus bisabuelos se afincaron en la zona Norte de València y desde allí ha ido desarrollando una capacidad especial para interpretar los cultivos y desarrollar excelentes productos para tratarlos.
- ¿Qué le llevó a dedicarse al mundo de la agronomía?
Desde pequeño me gustó mucho acompañar a mi padre al campo los fines de semana y en vacaciones, y el día que me dejaba en casa cogía fuertes “berrinches”. Mi familia siempre se ha dedicado a la agricultura intensiva, cultivando hortalizas diversas, cítricos, frutas, almendros, viñas y olivar. Desde mi infancia he tenido la oportunidad de aprender sobre todo tipo de cultivos. Con 17 años mi padre me animó a cultivar yo solo un campo de tomates y todo lo que sacara de ganancias netas sería para mí. Logré un cultivo muy exitoso, marcando una diferencia importante sobre otros agricultores. Estudiar Agronomía fue una decisión sencilla, casi natural. Me especialice en fisiología vegetal.
- ¿Y cómo acabó investigando y desarrollando productos biotecnológicos?
Al finalizar los estudios, trabajé durante tres años como técnico comercial en una empresa. Allí me di cuenta de que en la agricultura de precisión no existían herramientas válidas desarrolladas para conseguir que los cultivos funcionaran en condiciones óptimas, sin que les afectaran los factores intrínsecos y extrínsecos y lograr como propósito cultivos excelentes.
Me dediqué a investigar en este sentido y con mucha ilusión y entusiasmo monté mi primer laboratorio en una casa de la familia que estaba vacía. Allí desarrollaba productos que probaba en las tierras de mi padre. La necesidad de producir a escala me llevó a diseñar equipos industriales de fabricación.
- ¿Parece que la cosa iba en serio?
Sí, cada vez necesitaba más espacio y en el 1997 puse en marcha la Fábrica Nº 1 para montar los equipos que me hacían a medida y en el 1998 empecé a fabricar. Como trabajaba como asistente técnico autónomo, empecé a recomendar mis productos y cada vez eran más demandados por sus buenos resultados.
En el año 2000 registré la marca EDYPRO y el 10 de julio del 2003 inauguramos oficialmente de la mano de IMPIVA y el CEEI la Fábrica Nº 2 que se dedica a la fabricación de productos biotecnológicos. Aquí seguimos creando la magia de nuestros productos biotecnológicos especiales, que logran destacados resultados en campo.
- ¿Qué tienen de especial los productos de EDYPRO?
Nuestros formulados ayudan a la planta a producir mejor, con mayor cantidad de frutos y una calidad excelente y, por supuesto, en Agricultura Ecológica y Agricultura Sin Residuos. Investigamos lo que nadie se atreve. De modo habitual las empresas ponen atención en el problema del cultivo y nosotros buscamos el origen de la causa. Gracias a nuestros conocimientos y experiencia en investigación logramos excelentes resultados.
Somos pioneros, por ejemplo, en presentar una solución para el cultivo de arroz que mejora la evolución del cultivo actuando sobre distintos genes de la planta responsables de producción en distintos momentos de su vida.
Somos la alternativa a los productos hormonales. Pues nuestros productos dan como resultado excelentes cuajados, magníficos engordes, con una maduración perfecta y unas condiciones organolépticas extraordinarias.
- Cada vez que preguntamos a clientes por los motivos que los han llevado a manejar sus cultivos con EDYPRO responden que hay dos factores: la eficiencia de los productos y la capacidad de Vicente de interpretar el campo. ¿Qué importancia tiene su asesoramiento en el éxito de la marca?
Para mí la esencia de este trabajo es proporcionar una asistencia continua al agricultor. No basta con venderle un producto sin volver a saber de él hasta que necesite más. Nuestro propósito va mas allá y perseguimos que logre un cultivo excelente. Me gusta identificar las necesidades del cultivo, asesorar sobre el manejo y los tratamientos y la correcta aplicación de los productos y estar pendiente para recordar cuando hay que repetir los procesos o llevar a cabo alguna otra acción.
Creo que mucha gente solo se fija en los problemas, yo busco su origen e intento ponerle solución para minimizar los daños y evitar que se repita. Hay que estar innovando constantemente, ya que la agricultura es cambiante y surgen nuevas problemáticas a gran velocidad. Tenemos que mantenernos en la cresta de la ola.